En ocasiones el verano traiciona a la hora de beber. La temperatura ambiental se descalibra y sumada a la mala temperatura de servicio que se puede ver a menudo en lugares de consumo, se hace un cóctel explosivo.
En el verano, los productos frescos y las preparaciones livianas ganan la mesa. Y hoy en el mercado hay interesantes variantes en estilos de vinos para acompañar el momento. Es una estación que nos lleva a repensar lo que bebemos y comemos.
Cuando pensamos en aperitivos o vinos una sugerencia eterna y atemporal son los vinos espumantes. Hay una oportunidad por la variedad y diversidad que ofrece Argentina, porque es un estilo que en el mundo funciona y porque además tiene opciones desde secos a dulces que se pueden beber solos. Incluso para sumarlos a la coctelería. Este verano cepas poco habituales de blancos se han impuesto en las fiestas de día, las pool party y en las ferias: los Viognier han sido ejemplo de ello, de los más buscados… sorprendieron!.¡
Blancos y rosados
En la actualidad las distintas propuestas que ofrecen las bodegas del país han logrado poblar el mercado de alternativas. Los blancos sin madera y con gran expresión, rosados frescos con excelente niveles de acidez y color; y tintos livianos a muy buenos precios para beber más fríos de la temperatura siempre sugerida que es la del medio ambiente. Se refrescan y se van dejando “calentar” en la mesa.
Hace rato que la industria se volcó por producir blancos más genuinos, que respondan a las condiciones que transmite el terruño. Cepas como Riesling, Viognier o Sauvignon Blanc resultan ideales para lograr un estilo de vino natural y sincero, con poca crianza, para disfrutar bien fríos.
Los claretes o vinos claros van ganando presencia por su acidez, frescos y esa mezcla de tinto y blanco que dejan bien; se pueden servir más fríos.
En este aspecto, los rosados son superatractivos: siguen siendo tendencia. Con o sin paso por madera, para los más interesante y elegantes, en esta nueva ola se eligen por ser al paladar frescos, livianos, y muchos más fáciles para combinar con comidas y de empezar a tomar vino.
Tintos fríos
En algunas zonas europeas es muy común encontrarse con los tintos de verano. Vinos rojos simples, ligeros, con baja graduación alcohólica y muy consumidos en bares para acompañar tapas o antipastos.
En el país aún no se ha generalizado este tipo de producto. Sin embargo, hay bastantes vinos (cada vez más) que responden a esta lógica. El Chianti italiano sería una buena versión de ello. La gente todavía resiste a un Malbec muy ligero, o algún Merlot sin madera, un Pinot Noir. Entonces el varietal no sería referencia.
Hay que buscar los más ligeros posibles. Y lo más importante, poder llevarlo a una temperatura hiper controlada, sin pasarse de los diecisiete grados, vinos que necesitan una temperatura de 17 grados difícil de mantener en nuestros pagos. En general hay de todos los precios y gustos, pero predominan en el segmento de entrada. Los tintos frescos argentinos gozan de gran relación precio-calidad. Además son el producto ideal para estas nuevas opciones de venta, como las latas o el vino tirado.
Maridajes perfectos
En el verano, lo mejor es que el mercado nos guía para obtener un producto fresco, luego algunos ítems de maridaje o matrimonio para las opciones. Para estos vinos especiales, desde ensaladas a pescados pueden ser una opción perfecta para estas variantes.
Una ensalada fresca junto a un Sauvignon Blanc, un ceviche con un rosado ligero o una sopa fría de tomates con un tinto fresco de verano son más que tentadoras propuestas. Las sopas frías resultan muy entretenidas y fáciles de hacer. El gazpacho es una preparación saludable y con ese estilo mediterráneo. Los tiraditos, más allá del sushi que está bien instalado y algunos picantes, llevan a bebidas más frías para aplacar. Esta última tiene la particularidad de saciar el apetito mucho más rápido. Y por qué no incluir carnes frías (el asado que quedó o carnes blancas) junto a arroces livianos y acompañar con tintos frescos en lata. Super atractivos!