Como sucede cada última semana de mayo, se celebra el Día Internacional del Chardonnay, la variedad blanca más famosa del mundo y la tercera más plantada en Argentina. El Chardonnay o la reina de las cepas blancas, sigue avanzando a pasos firmes, consolidándose como la protagonista de los mejores encuentros clásicos para los amantes de los blancos. Elegante, muy francesa, hoy se cultiva en18 provincias de nuestro país y se marida conforme a los gustos de cada uno, tal como sugieren las reglas, aunque tiene comodines bien aceptados.
Para esta fechas donde el locro, la carbonada, los tamales y otras tentaciones de la cocina tradicional argentina se hacen presentes es bueno tener a mano consejos para aprovecharla de la mejor manera, aprendiendo a maridarla con estas especialidades que no es fácil, sólo es cuestión de elegir la variante de chardonnay más conveniente.
Para poder entender la valoración actual de la uva Chardonnay es interesante compararla con la cepa estrella de la Argentina, el Malbec, la variedad que más ha crecido en los últimos años y que ya supera las 45.000 hectáreas. Y si bien de Chardonnay hay 5854 ha (3%), no solo es una de las diez cepas más cultivadas del año, sino también la segunda blanca -detrás de Torrontés Riojano- pero primera en tendencia de incremento en la categoría. Esto se explica no solo porque se luce en vinos blancos sino también en los mejores espumosos argentinos ya que es, junto con la Pinot Noir, es la gran protagonista. No obstante, detrás de los blancos tranquilos (es decir no espumosos) actuales hay un interés muy pretensioso: demostrar que en carácter y calidad, los flamantes Chardonnay argentinos están a la altura de los mejores del mundo.
Elegancia y estilo
Su estilo tiene mucho que ver con el clima de su entorno, pero también con la búsqueda de los hacedores, siendo la Borgoña francesa la meca a la cual todos quieren llegar. Una de sus grandes virtudes es que puede dar vinos desde frescos, finos y delicados hasta ricos, maduros y untuosos, que pueden expresar tanto las notas de crianza como elementos del terruño; mineralidad, salinidad y herbalidad, entre otros. De aspecto siempre brillante, amarillo/dorado en diversas intensidades, los mejores exponentes en la actualidad se reparten entre Francia y varios países del Nuevo Mundo.Y si bien hubo en algún momento un intento por destronar a la reina de las blancas, fomentando el movimiento ABC (Anything But Chardonnay, “Cualquier cosa menos Chardonnay”), su fama la llevó a tener su propio día internacional. El mundo del vino celebra al que muchos consideran “oro líquido”.
Cómo es el Chardonnay
En términos estilísticos se puede decir que hay dos grandes grupos y que ambos nacieron en la cuna de la variedad: la Borgoña. El primero representado por los Chablis (más al norte y más frío) con vinos precisos de aspecto pálido y sin evidenciar la crianza en roble. El segundo nació en la Côte de Beaune, son vinos con más cuerpo y untuosidad, pero también con una definición única. En ambos estilos prevalece el carácter del lugar más que la influencia de la bodega, fruto de siglos de historia dedicados a comprender las diferencias entre los viñedos, y la relación entre el suelo y el clima, lo cual llevó a denominaciones que distinguen a los vinos según su región, pueblo y hasta un solo viñedo, también clasificados como Premier Cru o Grand Cru.De los países del Nuevo Mundo, el que lleva la delantera es Estados Unidos, que además de producirlo a gran escala también lo consume mucho internamente. Todo comenzó en California, con Napa y Sonoma, pero más tarde surgieron los Chardonnay de Oregon y Washington con un carácter distintivo. En Australia sobresalen los de las regiones Margaret River, Adelaide Hills y Yarra Valley. Los de Nueva Zelanda, Sudáfrica y Chile también se destacan, la mayoría por ser vinos con influencia oceánica.
Todo lo contrario pasa en la Argentina, donde los viñedos se encuentran en zonas desérticas, al pedemonte de la Cordillera de Los Andes, desde los Valles Calchaquíes hasta la Patagonia. Y si bien hoy empiezan a haber viñedos (pocos y pequeños aún) sobre la costa marítima, es el clima desértico el que determina el estilo del Chardonnay argentino. Claro que las vides obtienen el riego necesario gracias a las aguas de deshielo, pero la clave diferencial está en la altura y la composición de los suelos, más allá de la interpretación de los hacedores.
También el estudio de los viñedos hizo la diferencia y permitió que algunos Chardonnay alcanzaran los 100 puntos para la prensa internacional, una hazaña solo alcanzada por los Malbec. Según los agrónomos la clave es la altura para equilibrar las temperaturas medias durante el día y alcanzar una mayor amplitud térmica que promueva un nivel de acidez natural más marcado. Eso se logra a lo largo del año con la poda y el manejo de la canopia (parte verde de la planta) para lograr la insolación justa. Y todos esto, seguido de un punto de cosecha óptimo, permite obtener uvas con carácter más definido en los distintos niveles de calidad. Luego en bodega, la vinificación está siendo cada vez menos invasiva, con fermentaciones suaves a partir de levaduras autóctonas, ya sean en barricas o toneles de roble, vasijas de cemento o tanques de acero inoxidable, y crianzas más pensadas en roble de distintos formatos.
Consejos para un maridaje power
El Chardonnay combina perfectamente con mariscos, pescado, carnes blancas, pastas, complementa muy bien aquellos sabores tostados de masas al horno y verduras caramelizadas o recetas a base de crema o manteca. Pero también puede ser una buena opción para la cocina patria argentina. El menú patrio ofrece platos suculentos. ¿Cuáles son los mejores maridajes para el locro del 25 de Mayo? Y días subsiguientes.
Locro, humita, tamal, carbonada, empanadas. He ahí el menú patrio resumido. Ningún argentino, casi con seguridad, dirá que estos platos no forman parte del acervo gustativo local, aun cuando sólo los elijamos en días festivos.l punto con el locro la parte criolla. Digamos, el componente de carnes que lo hace suculento: patitas de cerdo, falda fresca o charqui de carne, chorizo colorado y panceta. Eso, combinado con el almidón del grano, la papa y los porotos, todo decorado y saborizado con un sofrito de grasa, cebolla de verdeo, pimentón dulce y ají molido. Ahí está la mayor complejidad para hacer los maridajes para el locro. Con todo, un buen Chardonnay es el mejor de los casos. Un vino que aporta fruta fresca en aromas, buen cuerpo y acidez lograda funciona a la perfección para barrer tanto la grasa de los cortes de carne como la textura del almidón.
Un ejemplar que acaba de relanzar su etiqueta , bien accesible y de la familia Millán, toda una garantía para desanimar tan entusiasta cocina es Fuego Blanco. Su Fuego Blanco Valle de Silex Nature Chardonnay, un espumante elaborado con uvas provenientes de su finca ubicada en la zona más alta del Valle de Pedernal, provincia de San Juan. Este ejemplar destaca por su intensidad y frescura aromática y por sus sabores finos y equilibrados que lo tornan muy bebible. Un 100% Chardonnay que es fiel reflejo del terroir que representa. Originaria de la región vitivinícola de Borgoña, al este de Francia, la Chardonnay es una variedad que se da muy bien en la provincia de San Juan, donde encuentra en el Valle de Pedernal un clima y suelo ideales para expresarse en toda su potencialidad. Allí, los Chardonnay se destacan por su excelente calidad, su frescura y expresividad. “Son intensos y complejos pero a la vez fáciles de tomar y especialmente filosos”, cuenta su enólogo Gustavo Sánchez.
Las uvas se cosecharon temprano en la temporada, asegurando así la frescura natural en su sabor y aromas. En la vinificación se apuntó al cuidado de los componentes de la uva, logrando así una expresión elegante e intensa de la variedad. Cada momento de cosecha se vinifica por separado para obtener diferentes expresiones de un mismo terroir.
El Assemblage es el sello distintivo del estilo Fuego Blanco que logra unir los diferentes componentes en un equilibrio perfecto para elevar así el corte final. La segunda fermentación es bajo el método charmat para lograr la máxima expresión del terroir. Se busca tener un tiempo prolongado de contacto entre el espumoso y sus levaduras, con un mínimo de cuatro meses, lo cual aporta aromas y cremosidad en boca.
Notas de cata
De color amarillo suave con destellos verdes y gran intensidad y frescura en nariz, con notas florales, cítricas y sutiles toques minerales. En boca es suave y frutal, y el equilibrio de sabores destaca su fineza varietal. Precio: $2.800
Bodega Kaiken, propone celebrarlo con su emblemático Kaiken Ultra Chardonnay , con uvas de sus propios viñedos ubicados en las mejores zonas vitivinícolas de Mendoza, elegante e intenso, untuoso al paladar y de final recoredable, largo retrogusto. Precio : $5500.