Después del agua, el té es la bebida más consumida en el mundo, por delante del café o la cerveza. Se consumen cuatro variedades, rojo y negro, si bien el blanco y el verde son los que más se sugieren para maridar en eventos gastronómicos como cierre y donde el vino también ha sido el protagonista. Y suple al café en más de una oportunidad.
Es tendencia! Hay quienes por gusto, por explorar o porque simplemente no pueden dormir con la fórmula gastronomía y café, cuando se sirve como fin de fiesta, y prefieren terminar una velada con té donde el vino tanbién ha sido el protagonista.
De hecho, ya hay empresas que están fabricando este tipo de bebidas teniendo en cuenta las variedades que mejor maridan con él para no intervenir sino acompañar la grata experiencia y potenciar el evento con un toque que le imprima la distinción del ritual del té . Se llevan muy bien. En la actualidad, se consumen cuatro variedades: blanco, rojo, té verde y té negro.
Muchas empresas vitivinícolas también han empezado a elaborar desde hace algunos años vinos con el agregado de té, especialmente en España. Cuentan con blend bien diferenciados según la variedad de las hebras y son un producto premium para acompañar comidas o gourmet en sí mismo, para tomar una copa sin acompañamientos.
En función de esta mezcla, que cautiva cada vez a más paladares, los expertos en estos nuevos sabores recomiendan el tipo de alimentos con los que acompañar a esta bebida, así como el grado de temperatura óptimo al que debe servirse.
Ya se están comercializando más mezclas de tés con vinos aunque todavía en la Argentina habrá que esperar para verlos en las góndolas. Pero sí podemos ir en busca de destacados de algunas marcas goumet que hacen de la ceremonia del té una verdadera experiencia a través de variedades muy innovadoras y que se suelen proponer cada vez más como cierre de la buena gastronomía. Antes de ir por uno de esos lujosos packs debemos saber cuál de ellos marida mejor con el vino.
Sean tintos, blancos, rosados o naranjos, los sommeliers de esta bebida recomiendan al té verde con vino blanco y el famoso té Rooibos ( negro) con vino tinto. Y si se quiere conseguir un toque más dulce, algunas compañías dan un toque de miel a esta mezcla de tés y vinos. O si se busca un toque amargo, el té matcha bien mezclado con un vino de uva blanca aporta esa acidez que también gusta a otros paladares y que produce una sensación digestiva al finalizar una buena comida.
Los precios no son exagerados pero como sucede con los aceites u otro producto gastronómico el precio y el maridaje no serán un tema menor a considerar. En el caso de los tés elaborados con la presencia de la uva o al revés , en países europeos el precio suele ser oneroso; en estos casos, no se consiguen por menos de 35 euros.
Pero si su bolsillo es más modesto o no se atreve con estas nuevas tendencias, también se puede optar antes de hacer la inversión por degustar de alguna cata en donde le ofrecerán un pequeño repertorio de los mejores tés para acompañar con vinos. Y, además, con sus consiguientes explicaciones a manos de expertos. Los sommeliers de té ya no son personajes random de nuestra sociedad.
El Poet, el vino pionero con toques de té
Así como el té acompaña al vino, el Poet es el único vino con té elaborado por una reconocida empresa española. Sus creadores combinaron estos dos ingredientes para llevar al paladar al siguiente nivel. Y es que según sus propias palabras “las delicadas botellas contienen una cantidad superior de notas que enriquecen la experiencia de beber”. Los vinos acentúan el sabor del té, lo que despliega una sinfonía de aromas y sabores.
Se reconocen 3 variedades:
- Soneto: uva garnacha de Aragón con té negro inglés Earl Grey. Ideal con carnes rojas. Curiosamente este vino se toma caliente.
- Haiku: chardonnay de La Rioja al que se añade té verde japonés Sencha. Marida muy bien con el sushi y pescado. Mejor tomarlo frío, por debajo de los 15 grados.
- Ghazal: tinto merlot navarro con te Chai Masala indio. Perfecto para comida picante. Y como Soneto, se degusta caliente.
Para llegar a esta variedad han tenido que alquilar tres bodegas en Navarra, Aragón y La Rioja. En su ‘laboratorio’ dejan infusionar el té durante horas o días, según la variedad de la que se trate.
Como el café, el té es una bebida muy popular debido a su contenido en bases xánticas (principalmente la cafeína) y, por tanto, a su efecto estimulante sobre el sistema nervioso central. Aunque, una vez preparado en infusión, tiene mucha menos cafeína que un volumen comparable de café (50-100 mg por cada taza de te, comparado con 100-200 mg por cada taza de café). Razón por la cual no hay motivos para no beberlo como broche de oro de una cena con el temor a no poder conciliar el sueño.
Blends patagónicos la versión local más buscada
En la Argentina hay distintos productores de té que van más allá de las reconocidas marcas ultracomerciales. Delhi Tea es una de ellas, una marca que posee un porfolio de las más exóticas y atractivas hebras recolectadas en la Patagonia Argentina. Maridan hebras con flores y otras materias primas locales de la mejor calidad logrando 4 variedades atractivas para el consumidor. Una taza para beber sola o como cierre, con distintas propiedades y experiencias para el paladar.
Conociendo la materia prima
– El Té Blanco: el de los emperadores. Apodado el “Rey de los Tés” y reservado durante años para emperadores, el té Blanco procede de jardines sagrados y cosechas limitadas; los brotes se recolectan a mano, en primavera cuando empiezan a despuntar. Se seca al sol de forma natural, por lo que los brotes se conservan enteros. Se trata del té más rico en antioxidantes, el más difícil de encontrar y, probablemente, el más caro del mercado. Un pequeño lujo, originario de Fujian (China) donde se recoge en las montañas de esta región en la primavera. Se trata de un té muy especial, ya que únicamente se pueden recolectar las hojas de la planta llamada “Camellia sinensis”, cuyas puntas son blancas y están recubiertas por un vello blanquecino. La recolección se realiza en abril, en estas fechas es cuando los brotes son tiernos.
Té verde, el más orgánico. Es la bebida más sana del planeta. Actualmente, el té verde es consumido por más de dos tercios de la población mundial.Está compuesto por muchos antioxidantes y nutrientes con grandes efectos para la salud. Algunos de los que se incluyen son una mejoría en la función cerebral, la pérdida de grasa, una disminución en el riesgo de padecer cáncer y muchos otros beneficios impresionantes. La importancia que se le atribuye al té verde en cuanto a sus propiedades medicinales frente al resto de tés reside en su proceso de preparación. Para preparar el té verde inmediatamente después de recolectar las hojas, éstas se someten a un proceso de secado rápido por acción del vapor (sistema japonés) o por calentamiento (sistema chino). Este proceso casi no altera su composición química, ya que de esta manera las hojas del té verde son estabilizadas evitando su oxidación enzimática, por lo que conservan su contenido en catecinas.Se trata de un arbusto perenne, muy ramificado y que puede alcanzar los 10 metros de altura. Se reproduce por semillas, cuya fertilidad está limitada a 6 meses, y para desarrollarse requiere un clima cálido y húmedo de suelo ácido. La droga está constituida por las hojas no fermentadas de Camellia sinensis, cuya recolección empieza cuando la planta tiene 3 años, prolongándose durante 25-50 años. Se recolecta a mano y sólo se recoge el limbo de las hojas más jóvenes y flexibles, despreciándose el pecíolo. Nunca deben recolectarse las hojas totalmente desarrolladas.
Te negro, el poder de la fermentación. Se consigue apilando las hojas frescas en habitaciones ventiladas, hasta que éstas empiezan a fermentar. Luego se secan rápidamente con calor artificial. En este proceso, los fenómenos más importantes que se producen son la oxidación y la polimerización de los catecoles, formándose teaflavinas, que son unos compuestos colorantes que confieren a las hojas del té negro su coloración característica de marrón-rojizo a negro (frente al color verde-amarillento a verde oscuro de las hojas del té verde). También debido a este proceso de elaboración, la infusión de té negro resulta muy aromática, con sabor astringente, mientras que la de té verde es ligeramente aromática y de sabor algo amargo y ligeramente astringente. Los sagrados polifenoles como en el vino están presentes en él, y hacen que la acción de la teína sea más suave pero más duradera que la producida por el café, por el efecto de las bases xánticas, que inhiben la fosfodiesterasa. Los polifenoles , además propiedades hipolipemiantes, con lo que su consumo mejora el perfil lipídico. De hecho, existen ensayos epidemiológicos en los que se ha comprobado que en poblaciones consumidoras de té existe una menor incidencia de accidentes cardiovasculares ateroescleróticos.
La cata de té, una experiencia distinta
El estándar internacional dicta que para hacer una cata de té se necesita infusionar 3 g de té en 150 ml de agua calentada a 100 grados centígrados. Los tiempos de infusión y de hervor puede variar según el tipo de té: 5 minutos para té en hojas, 7 minutos para tés prensados. Y los del hervor , según indique cada fabricante. Los del té comercial en saquitos, que ya se compran elaborados y blendeados; en ellos se sugieren a veces solo 3 minutos de infusión, y la temperatura del hervor del agua también es menor ( 80 grados centígrados, no necesariamente a 100 grados centígrados).
Como en el vino, hay tres tipos de catas : la vertical, la horizontal y la cata a ciegas. En una cata vertical se analizan las diferentes añadas de un mismo té , la horizontal, consiste en catar varios te, de distintos productores, de la misma añada, y de la misma región y a ciegas, donde hay que tratar de descubrir de qué tipología de té estamos hablando, luego de observar su aroma y su gusto. La vista en este caso ( el color) se pasa por alto, a diferencia de las catas anteriores, ya que como sucede con el vino las etiquetas no se revelan. Hay tres formas de estudiar al té: por vista, nariz y gusto.
Fuente : Delhi Tea, Club del Té