Cuestión de género y de cepas

¿Las mujeres los prefieren blancos?

Es tal vez una mirada machista la que sugiere que ellas eligen los vinos blancos, mito o realidad?. Rosaditos y naranjos hoy son parte del expertise de sus favoritos, muchos de cepas tintas como base. De a poco se animan a los poderosos. Las chicas van por todo !

Los números del pasado indicaban que esto era: las mujeres preferían los vinos blancos y especialmente los de burbujas, pero hoy así la tendencia sorprende. En otros tiempos la mujer tenía prohibido beber vino, era castigada por ello según la cultura, pero una vez que logró conquistar el mundo vini mostró no paró más y aquella inclinación por tomar cepas blancas, dulces y amables se fue evaporando.

La realidad es que a las mujeres hoy prueban  Torrontes, Chardonnay o Souvignon Blanc pero también lo hacen con diversos Pinot Noir, como para ir de a poquito, naranjos vinos de bases tintas y Cabernet Franc, cuando quieren explorar algo más potente. Con la misma alternancia salen los blancos o el  Cabernet Sauvignon y por supuesto, el Malbec; cualquier varietal o genérico que exista o vaya a existir en la actualidad pareciera no reconocer género.

 Si es cierto que la mayoría suele mostrar un paladar más sensible a algunos vinos, que pueden resultar ásperos. Lo que hace que los tintos con mucho cuerpo y estructura le lleven un tiempo para despertar su adicción. Por lo que de a poco comienzan con los rosados, de Pinot Noir, por ejemplo. Pero cuando conquistan no hay vuelta atrás!.

Los vinos rosados pueden ser elaborados con diferentes varietales. Esos colores “impresionistas”, que van desde el apenas salmón hasta un rosado intenso e iridiscente, se obtienen por el breve contacto del mosto con el hollejo. Los franceses los llaman “vinos de una sola noche”. Y son lo que más las identifican. Son vinos sensuales, por lo general dulces, como el dulce natural de Pinot Gris, aunque también se lo encuentra seco y de gran personalidad como el Montfleury. La aparición en el mercado de estos vinos ligeros, dulzones, fáciles de tomar esta destinado a un publico joven más que femenino, para un salidor pero poco habituado al vino, pero también están pensados para “señoras”.

Cada vez más se ve en un asado un tintillo en manos femeninas: un Malbec que destierra el mito, un Pinot o un Syrah joven que bebido a pequeños sorbos, por unos segundos en la boca, paseado por el paladar se disfruta sin agua ni soda.

Derribando mitos 

Una imagen basta de muestra para fomentar la creencia de que las mujeres prefieren los vinos blancos a los rosados, o a los tintos. Pero nada más lejos de la realidad. Una encuesta realizada por la Asociación de Mujeres amantes de la cultura del vino , (AMAVI), en España pone fin a ciertos mitos sobre el vino como puede ser este. Ni hay vinos de mujeres ni vinos de hombres, argumenta su presidenta Sonia Prince de Galimberti, al decir que se trata de una idea preconcebida sin fundamento, como así lo indican los datos. Es más, una encuesta realizada a 200 mujeres europeas mostró que la mayoría, el  44 % de las participantes, prefieren los tintos frente a un 28% que eligen los blancos. El resto se reparte entre rosados, dulces, espumosos o generosos.

Los vinos reivindican la igualdad de género en el mundo del vino. No solo para apoyar a las mujeres como sommeliers, que ya son legión, sino  también a enólogas, amateurs del vino y bodegueras, luchan contra los pequeños gestos de desigualdad que siguen persistiendo. Ofrecer la carta de vinos a los hombres o definir un vino como “femenino” para expresar su sencillez o suavidad son algunos de ellos. Lo cierto es que el vino blanco gusta, no solo a las mujeres, sino a hombres y mujeres por igual, dependiendo de sus preferencias y de los momentos.

Pero otro estudio realizado por la revista European Journal of Human Genetics en diciembre de 2015, analizó poblaciones de Italia, Países Bajos (Holanda) y Asia Central para demostrar la participación de la genética en esta elección. Se estudiaron algunas comunidades de la famosa «Ruta de la Seda» como Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Uzbekistán, Tayikistán y Kazajistán o el camino que realizó el explorador y comerciante italiano Marco Polo, desde Venecia hacia China y Mongolia. Este estudio comprobó la asociación que existe entre una variante del gen HLA-DOA y la preferencia por el vino blanco. El gen forma parte del complejo HLA (antígenos leucocitarios humanos, también conocido como CMH), que ayuda al sistema inmune a diferenciar las proteínas «propias» – es decir, las que pertenecen al cuerpo- de las «externas», ya que ejerce un rol de reconocimiento. Si el sistema inmune reconoce proteínas como extrañas o externas, como un virus o una bacteria, desencadena un ataque con los glóbulos blancos para destruirlas.

La teoría del funcionamiento de reconocimiento de los genes es que las personas tienen perfil genético diferente de HLA, lo que se relaciona con una composición distinta de la flora bacteriana normal. De acuerdo a la composición de nuestros genes se produce un «perfume personal» a partir de la flora bacteriana que cada uno tiene. Una situación que nos ayuda a entender este fenómeno: estamos con alguien, olemos su piel, y podríamos decir: «Cómo me gusta su olor». Esto no debería llamar tanto la atención, ya que el reconocimiento a través del olfato es una acción primitiva, que realizan naturalmente las hembras madres para reconocer a sus cachorros. El vino podría tener una relación con esta investigación. Teniendo en cuenta este mecanismo, se propone que el gen HLA-DOA participaría del reconocimiento de compuestos químicos presentes en el vino generados por las bacterias utilizadas para su producción. Este efecto es más pronunciado en los vinos blancos, ya que las variedades de tintos tienen un sabor más fuerte en la boca por la presencia de taninos (sustancias químicas que tienen un sabor amargo y astringente). A su vez, la presencia de la variante de este gen es más frecuente en mujeres: ¡dos veces más que en hombres!. Todavía queda una cuota de misterio para los analistas, como para asegurar que existen una conexión determinante.

Por supuesto, hay muchas mujeres que prefieren el tinto, y esta característica también está determinada por la conjunción de los genes que participan en los gustos y sabores, así como el rol clave que juegan los factores externos y ambientales. Este descubrimiento abre la puerta a un nuevo campo de investigación respecto de la influencia de los genes sobre los gustos de las personas referidos a las comidas y las bebidas como, por ejemplo, el amado vino. 

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