La dificultad a la hora de unificar los criterios que determinan la diferencia entre crianza y reserva ha sido siempre un problema general dentro de las bodegas. De hecho, sería injusto y poco útil encasillarlos sin más criterio en que sólo el de su tiempo de envejecimiento es el que interviene en la sensación al beberlos, y sin tener en cuenta otros factores como el tipo de vino, la añada o la procedencia. Esto es porque no existe un factor único a nivel mundial con el que poder clasificarlo. Lo que sí existe, únicamente en España , es una forma de denominarlos en función del tiempo que estén en barrica, en la botella aunque los mismos pueden variar también ligeramente de una a otra D.O ( Denominación de Origen). Es una forma de medirlo localmente por lo que si se viaja a Italia o Francia , por ejemplo, cuando se lea la etiqueta o el menú la palabra » reserva» indica claramente que tienes que saber que la misma no es exactamente lo que representa en España o Argentina. La diferencia entre reserva y crianza, así como con el resto de calificaciones, es que la permanencia del vino en barrica aporta una textura diferente al vino y condiciona su sabor, adquiriendo los matices propios de la madera y potenciando sus características principales. Lo que ocurre es que, en función del tiempo que el permanezca en contacto con ella, sus connotaciones se percibirán en menor o mayor medida. Es por eso por lo que el pricipal factor de diferenciación entre
- La palabra «Crianza» y «Reserva» remite a el tiempo que los vinos permanecen en barrica. Este condicionante, que determina el tiempo de envejecimiento del vino en función de la maduración en bodega, es el que marca habitualmente da la clase a la que pertenece cada uno. Pero esta calificación no es universal y se utiliza prácticamente sólo en España, aunque sea de manera orientativa. Diferencia entre reserva y crianza y resto de clasificaciones es un tema que se complica cuando uno viaja. Porque mientras aquí, e todo el territorio argentino un vino no importa de donde provenga, si es reserva deber tener al menos 24 meses en barrica y si es Gran Reserva, superar esos tiempos, (y quedan condiconados a criterio del enólogo de cada bodega), allá las cosas cambian según su origen. Por otro lado no se suele incluir la palabra » crianza» en las cartas de vinos de nuestro pais.
En el mercado podemos encontrar una amplia variedad de vinos con diferentes tipos de envejecimiento, tanto tintos como blancos o rosados. Además de que cada Denominación de Origen tiene sus tiempos, existen etiquetas que han pasado por barrica con periodos diferentes.
O los que se han ido adaptando a las necesidades de cada tipo de uva o a las creaciones especiales del enólogo. Esto es así porque las diferencias entre reserva y crianza y sus catalogaciones están muy marcadas y no acogen a todos esos vinos que no cumplen con sus normas. Sin embargo, las normas generales de las principales Denominaciones de Origen establecen unas pautas orientativas a la hora de clasificarlos. Aquí una guía para no errarle a la elección de la copa.
Vinos jóvenes
También llamados vinos del año. Son los que se pueden consumir sin la necesidad de dejar un tiempo de maduración o que han sido envejecidos por un tiempo inferior fijado para la categoría de crianza.
Vinos Crianza
La catalogación de los vinos crianza dependen de, además del tiempo que tengan, del tipo de vino que sea: tinto, blanco o rosado. En el caso de los tintos, las normas tradicionales de envejecimientos de los vinos de La Rioja establecen que los vinos de categoría crianza tienen que tener un envejecimiento de mínimo 24 meses, de los cuales los 12 primeros son al menos en barrica de roble. Un claro ejemplo de ello es el clásico Ramón Bilbao Crianza.
En cambio, si hablamos de vinos blancos y rosados, su tiempo de maduración mínimo para alcanzar la categoría de crianza ha de ser de seis meses.
Vinos Reserva
Los vinos reserva son aquellos para cuya elaboración se utiliza el producto proveniente de las mejores añadas. Los tintos deben pasar al menos 36 meses envejeciendo, de los cuales al menos un año deben pasarlo en barrica, como el vino . En cambio, el tiempo total de envejecimiento de los blancos y los rosados debe ser igual o mayor a los dos años, con un mínimo de seis meses en barrica.
Ahora que ya asomamos a la diferencia entre un vino crianza y reserva, vale recordar cuando un vino pasaría a catalogarse como Gran Reserva.
Gran Reserva
Esta categoría, en la que se habla de palabras mayores y a cuya elaboración se destinan las mejores cosechas, queda destinada a vinos con un tiempo mucho mayor de maduración. De hecho, para que los vinos tintos lleguen a gran reserva deben cumplir un mínimo de dos años en barrica y tres en botella. En cuanto a los blancos y rosados, su tiempo total de envejecimiento no debe ser inferior a cuatro años, de los cuales seis debe pasarlos al menos en barrica.