Su nombre en idioma lunfardo remite a la palabra comida, y de eso se trata de una nueva propuesta craneada por Tomás Treschanski, Ramiro Suárez Plata y Francisco di Campello, tres amigos ligados al sector gastronómico. Allí, el vino y una cocina original convergen para ofrecer una experiencia sensorial y descontracturada que comienza apenas se cruza la puerta de entrada. Una interesante y muy cuidada selección de etiquetas que se se degustan en compañía de creativos platos a base de productos de estación.
Diseño elegante pero discreto, una decoración industrial con iluminación y musicalización pensadas para vivir un momento único. Atravesando las mesitas de la vereda y su fachada de vidrio, se ingresa al salón donde los comensales son recibidos por dos sommeliers. El espacio se divide en un sector común con mesas para dos y cuatro personas, algunas mesas altas comunitarias, y la cava, un must be para visitar ubicada al fondo del local y con capacidad para 200 botellas.
Otro aspecto a destacar, que complementa la ambientación del lugar, es la utilización de una exquisita vajilla inglesa de marca Churchill, copas de cristal Riedel y vasos Nachtmann.
El fuerte del bar son sus vinos, cuidadosamente seleccionados por sus dueños con la asesoría de Sebastián Casa, reconocido somm.
Varietales y blends de estilos espumantes, blancos, naranjos, rosados, tintos y dulces. Destacan vinos de pequeñas y grandes bodegas en estilos tradicionales, modernos y naturales de las regiones Cuyo, Patagonia, NOA, Costa Argentina y algunos ejemplares italianos. Además, ofrecen de 13 a 15 vinos por copa, que van rotando cada dos meses, y proponen otros 20 vinos rotativos por copa con el exclusivo sistema Coravin, que permite servir el vino sin quitar el corcho de la botella y así mantener sus propiedades intactas hasta por un año.
La propuesta culinaria se luce a través de la carta diseñada por el chef Tomás Treschanski: es estacional con platos originales elaborados a base de preparaciones con aves, carnes, pescados y vegetales.
Sus platitos de entrada son el maridaje perfecto para su gran colección de vinos. Algunos recomendados son las aceitunas marinadas con cítricos, las almendras garrapiñadas con zaatar y sal marina, y el pan de masa madre con manteca de ajo confitado y polvo de cebolla. Para sumar a la mesa, la sección de charcuterie se distingue con opciones como lengua al pistacho (terrina de panceta, lengua y pistacho), porchetta (lomo de cerdo relleno de hierbas enrollado y asado en cocción lenta) y bresaola (muslo de ternera madurado durante tres meses).
Por su parte, la selección de quesos deleita con un Bûche Cendrée (queso 100% de cabra blando cubierto con cenizas con notas de avellana), Patagonzola (queso azul inspirado en el gorgonzola italiano con 30% de leche de oveja y 70% de leche de vaca) y Saint Maureen (queso de pasta blanda 100% jersey con hongo en superficie), entre otras tentaciones.
Para quienes prefieran opciones más completas, se ofrecen platos de carnes y vegetales como los boquerones con espuma chorizo colorado y salsa XO en tostada de masa madre; el tartare de bife de chorizo con yema curada, cuadritos de pera encurtida y kimchi; la Melena de León (hongo) con hinojo asado y nabo sobre un cremoso de coliflor; la remolacha en texturas con yogurt y hojas de albahaca fresca; la balotina de ave con salsa de coco, comino, espuma de panceta y crocante de piel frita; y los espárragos con puré coliflor y kale rostizada.
Los postres son el justo final y no defraudan: el Eton Mess, una reversión de este clásico inglés que se compone de kombucha de frutillas, compota de frutillas y tomillo, frutillas impregnadas en lima, crema montada de sumac, limón lacto y merengue de lima; y las madeleines de cardamomo y miso.
Aires de bistró moderno, donde los detalles y la hospitalidad son punto de distinción en Av. Monroe 3958, Belgrano ( horarios: martes a sábados de 18 a 01 h, Instagram: @buyonbar)
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